jueves, 30 de abril de 2015

No he dejado de buscar



Me eché
a andar 
por la vía. 

Un hombre 
me llamó la atención. 

Le dije 
que buscaba a mi padre
(se había muerto,
pero a mí 
me daba igual). 

Hace cuarenta años de aquello.

No he dejado de buscar.

Karmelo Iribarren

miércoles, 29 de abril de 2015

El sur...


El sur, el sur, el sur.
Un camino después de un barco
y una flor en la ventana 
de una casa de tejuelas de alerce,
árbol preciosos y sólo.
El sur, el sur, el sur.
Cielo y agua.
Nube y cielo.
Verde y amarillo.
Amarillo y agua.

Tito Fernández

martes, 28 de abril de 2015

Ella


no diré lo que tiene de encantos
sino anagramas de pájaro
 en los ojos y en el cuello
me mira desde su sexo
 una pequeña mariposa 
y tiemblo:
la guardo en mis manos
 le beso los ojos 
le susurro en las alas!
y me despega la noche
 apoyado en su cabeza 
como si de ella colgasen 
las almas de los niños.
cuando me mira a los ojos el corazón
 se me abre como una cajita de música.
es necesario verla desnuda
 para evitar la cordura de sumar con los dedos.
dice que me ama
 y el mundo se me sale por la boca.

Peredo
Fotografía: Borissov

lunes, 27 de abril de 2015

Amantes del lunes


Hoy vendrán.
por años han viajado



los primeros lunes



de cada mes

para encontrarse aquí ,en esta

extraña población,

a mitad de camino

entre sus dos países.

Dice el dueño del Fénix

que son poetas.

Dice que midieron kilómetros

hasta señalar 

este caserío que hierve y duerme

en el centro del mundo.

Antes permanecían en el cuarto.

Ahora

cenan en el Panamericano

y caminan con nosotros

cada lunes y martes de carnaval.

II


Con qué metáforas

invocarán lo inexplicable

cuando sean,

otra vez, sin el otro?

Cómo lo escribirán?

Porque un cuarto de hotel

repite la eternidad

y el universo se concentra.

Nacer, morir.

Resucitar.

Profesar sed, hambre, saciedad.

Colmarse para ahondar

la sed y el hambre.

Animales

purísimos,

violentamente alegres

en el descubrimiento

de los cuerpos,

en los rumores de la saliva,

en el sabor de las celebraciones,

desnudos, terrestres, verdaderos.

Qué palabras

dirán

los vanos adjetivos del sueño,

los círculos del humo

sobre las lámparas.

Y cómo definirán, después,

la ausencia,

la extrañeza

de ciudades de sal,

cuando agonicen.
Susana Cabuchi

domingo, 26 de abril de 2015

Siempre que nos decimos adiós




El tiempo 

que estuve contigo
puede ser algo
que perfectamente
sólo he soñado despierto.

Igual que el solitario
regresa siempre
a viejas canciones,

cuántas veces he oído esta lluvia
que empieza a caer.

Sí, el verano,
el suave y cálido verano
casi ha muerto
a nuestros pies,

y nos ha dejado su enigma,
como en un sueño.

sábado, 25 de abril de 2015

Mi tú...


Mi tú. Mi sed. Mi víspera. Mi te-amo.

El puñal y la herida que lo encierra.

La respuesta que espero cuando llamo.
Mi manzana del cielo y de la tierra.

Mi por -siempre jamás. Mi agua delgada,
gemidora y azul. Mi amor y seña.
La piel sin fin. La rosa enajenada.
El jardín ojeroso que me sueña.

El insomnio estelar. Lo que me queda.
La manzana otra vez. La sed. La seda.
Mi corazón sin uso de razón:

me faltas tanto en esta lejanía,
en la tarde, a la noche, por el día,
como me faltaría el corazón.

Eduardo Carranza

viernes, 24 de abril de 2015

Oficio


Hay horas bienaventuradas:
festejo

las figuras del polvo a contraluz,

el sabor de la lluvia.
Pero hay días oscuros
que aguardan entretanto
con nombres y con fechas.
Entonces
guardo mis muertos
en cajitas de fósforos,
de zapatos, de arroz.
Mis muertos
y mis muertes.

Susana Cabuchi

jueves, 23 de abril de 2015

Aires



Ha llegado el olvido
lo recibo en silencio
agradecida.
Pero me curvo
como una hoja seca,
porque el vacío
pesa.

Suana Cabuchi

miércoles, 22 de abril de 2015

Rastros

El olor a chocolate de tu piel,
las lagunitas saladas 
de transpiración sobre mi cuerpo.
Las cortinas que ondulan 
(con complicidad)
Pronto amanecerá.
bajo el viento rojo 
de esta ciudad desconocida.
Y el dolor de los golpes del encuentro
mientras mordíamos la certeza del otro
(en el otro)
será mi trofeo privado, 
mi lugar de devastación. 
"Esto no es un juego", 
nos dijimos, sin ternura. 
La urgencia era una isla desencantada
que resplandecía por pura muda perfección:
su apego a la verdad
(ni amor, ni palabras ni secretos)
Una única noche de plata y filigrana 
y toda la vida
para tratar de entender...
Paulina Vinderman

martes, 21 de abril de 2015

Ven...



Ven a vivir conmigo. 
Tendremos todos los libros de poesía 
que existen en el mundo.
Toda la música. 
Todos los alcoholes que arden en los ojos
 y corroen el odio.
Nos embriagaremos hasta oscilar 
como seres de una materia fosforescente, 
y diremos tantos poemas
 que nuestras lenguas 
se incendiarán como rosas.
Alejandra Pizarnik

lunes, 20 de abril de 2015

Lluvia




Llueve otra vez. Llueve de nuevo. Llueve:
siempre el amor me llega con la lluvia.
Sobre la calle una llovizna breve
y aquí en mi corazón, cómo diluvia...

Llueve. Y el agua cae sin relieve
sobre las piedras, ávidas de lluvia.
Aquí en mi corazón, cómo remueve;
aquí en mi corazón, cómo diluvia.

Siempre el amor me llega así. Sin ruido,
con silencioso paso estremecido:
niebla menuda que después diluvia.


Siempre el amor me llega así, callado,
con silencioso andar desesperado...
Y no sé dónde estás. Y está la lluvia.

Julia Prilutzky 

domingo, 19 de abril de 2015

El viaje sin nombre



¿A dónde va

cuando cierra los ojos

cuando hacemos el amor?
Está ahí, a mi lado

pero no está ahí

Si la toco tiembla
pero no dice nada

Una noche le pregunté

a dónde viajaba

Entonces me sonrió y
contestó no te preocupes

nunca estaré lejos de ti

La tierra que visito

es la tierra de los poemas
que escribiste para mí.


James Laughlin

Gracias Javier

sábado, 18 de abril de 2015

El panteón negro





Lo que podríamos llamar

el panteón negro de la literatura.
Enrique Vila-Matas
 __________________


Paul Verlaine

bebiendo y llorando solo
ante la imagen de Rimbaud
en el fondo verde
de su copa de absenta.

Rimbaud
que ya andaba lejos
de la elegancia de la desesperación
para ir en busca
de las mágicas formas
de la felicidad
que a todos alcanza.

Charles Baudelaire
quemando su herencia y sus dones
con aguardiente
mientras el demonio
se agita alrededor.

Edgar Allan Poe
muerto, borracho, en una fría calle
empedrada de Baltimore
envuelta en misterio.

Y un servidor,
que por un maldito amor
casi no lo cuenta
si los del 112 y mi madre
no me hubieran despertado,
en mitad de mi suicidio,
para hacerme un lavado de estómago.

Cuidado, joven poeta.
Cierta poesía es un fuego salvaje.



Que no es bueno tragarse

más de tres poemas malditos
hasta la maldita poesía lo sabe.


 Abel Santos

viernes, 17 de abril de 2015

Abril en París



El doble
¿Encontraría a la maga?
Un hombre llamado Horacio Oliveira

lleva, bajo el brazo,
cerca del corazón, una bolsa de plástico
que cubre misteriosamente la cubierta
de un libro de Julio Cortázar,
que cubre las páginas
que cubren a páginas
cubiertas por palabras que cubren,
al leerlas en cualquier sentido,
a otras palabras que también cubren
la sensación de papel vacío
del hombre que las ha escrito,
quien a su vez es

una anatomía que cubre
al andar el vacío
el vacío que cubre
(mientras suena April in Paris

donde Charlie Parker persigue)
lo que aún no tiene forma

para poder cubrir
hasta el encuentro con la  magia.

Abel Santos
Charlie Parker

jueves, 16 de abril de 2015

Tentación




Te bajé la falda y vi entero París.
Andrés Suárez


Te bajé la falda y vi entero París, como dice la canción,

y encontré a La Maga en un autobús desangelado,
y me olvidé de llevarle flores a Jim Morrison,
y se hicieron carne los nocturnos de Chopin,
y profundicé en la poesía de Pedro Salinas que vivió
toda su vida de casado amando en secreto a otra mujer,
y me reí de Picasso y de todas sus amantes,
y Mimi ya no me parecía esa mezcla de inocencia y madurez sexual
en Lunas de Hiel, de Roman Polanski,
y sentí por ti un amor más grande que el de Scott Fitzgerald
tenía para ese aire jazzeado de su preciosa Zelda,
y ya no quise ser Bartleby o Rimbaud, y cancelé con estos versos
todos mis viajes al desierto de la literatura,
porque comprendí a Hemingway cuando lanzó la pregunta
de si había amado tanto a una mujer
como para ver a la muerte frente a mí
mientras le hago el amor.

Te bajé la falda y vi entero París, lo recuerdo muy bien,

y bajar tus medias y besar tus muslos
era lo mismo que el aroma tratado con la calefacción
que ahora sale del interior de las perfumerías y creperías
en mis fríos y muertos paseos invernales.

Y aquí te recuerdo, un instante,

antes de seguir mi camino. A tantas vidas ya
de entrar en tu vida. Pero no deseando nada más,
nada más que no sea dejar abierto
este poema

Abel Santos.


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