miércoles, 3 de abril de 2013

Otro poema de amor


Qué dicha no ser Basho, en cuya voz
florecían tan leves los ciruelos,
ni ser Beethoven con su borrasca en la frente
ni Tomás Moro en el taller de Holbein.
Qué dicha no tener
un bungalow en Denver (Colorado)
ni estar mirando desde el Fitz Roy el silencio
mineral de la tarde patagónica
ni oler la bajamar de Saint-Malo

y estar aquí contigo, respirándote, viendo
la lámpara del techo reflejada en tus ojos.

Miguel D´Ors 
Pintura: Klimt

3 comentarios:

Francisco Méndez S. dijo...

Dichoso quien tiene un amor a su lado, respirándole y viendo sus ojos, hermoso poema de amor.

Un abrazo

Beatrice dijo...

Gracias Francisco, pienso igual que tú.

ana maría parente dijo...

Un monte ineaccesible ,un deseo material cumplido ,nada comparable a sentir la respiración del amado cerca nuestro.

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